Aunque en México los y las jóvenes representan 32% de la población, este sector no es considerado como “sujeto de Derecho” y, por lo tanto, se carece de una política pública definida en su beneficio, a tal grado que de las 106 acciones federales con las que en la actualidad se les atiende, sólo 17 pueden considerarse “buenas prácticas” –con objetivos y lineamientos claros, así como con programas de monitoreo de resultados–, según las conclusiones de la Evaluación Transversal de Políticas y Programas para el Desarrollo de la Juventud, elaborado por la Fundación Idea, en colaboración con el Fondo de Población de las Naciones Unidas.
La investigación, en cuyo desarrollo participó también el Instituto Mexicano de la Juventud, destaca que “las políticas, leyes y programas para la juventud (en México) están diseñadas desde una mirada adulto-céntrica”, caracterizada por una “visión parcial de las necesidades de este grupo”. El ejemplo más claro de ello, subraya el documento, es que los y las jóvenes mexicanas no son tomadas en cuenta ni siquiera para el diseño, implementación y evaluación de las acciones de gobierno orientadas a su atención.
Además, se afirma, a diferencia de la política de género, que en el país se aplica de manera “transversal”, impregnando todas las acciones de la autoridad, las medidas oficiales en beneficio de la juventud son “aisladas” –en 41 casos se trata de programas operativos con presupuesto, 24 son fondos y 41 campañas–, y sólo en 6% de ellas existen evaluaciones de impacto, destaca el estudio, mientras que el resto “no tienen bien definida su población potencial y su objetivo”.
Así, mientras la política juvenil mexicana continúa en pañales, los retos, las necesidades no atendidas y las problemáticas que enfrenta este sector crecen, tal como lo deja ver el diagnóstico de la situación juvenil en México, incluido en la Evaluación Transversal, algunos de cuyos puntos principales te resumimos a continuación.
La salud
Tomando como referentes la Encuesta Nacional sobre Juventud 2010, así como otras bases de datos oficiales, el estudio pone énfasis en que 36% de los jóvenes no está afiliado a ningún sistema de salud pública, carencia que se acentúa entre los jóvenes de 17 a 29 años, para quienes la tasa es de aproximadamente 45%.
“Esto probablemente está relacionado con la transición entre la dependencia de los padres (que les permite estar afiliados como dependientes de estos) y el comienzo de la vida independiente (en la que deben obtener su afiliación individual)”, dice el estudio.
Además, se calcula que 25% de los y las mexicanas de entre 12 y 29 años padece inseguridad alimentaria. El grupo más afectado es el de jóvenes de 12 a 17 años, 30% de los cuales no tiene acceso a la canasta básica.
Por otro lado, se sabe que 24% de los jóvenes presenta sobrepeso, y 10% obesidad, mientras que 6% ha consumido alguna droga ilícita.
La pobreza
México es un país con “bono demográfico”, es decir, atraviesa por una curva poblacional en la que hay más personas en edad productiva que personas dependientes. Así, el sector juvenil se convierte en un capital de crecimiento económico a futuro. Sin embargo, para que éste se concrete la juventud debe contar con oportunidades de desarrollo. No obstante, señala el documento de Fundación Idea, en la actualidad 18% de los mexicanos entre 12 y 29 años se encuentra en situación de pobreza extrema, y otro 31% en situación de pobreza moderada.
El estudio destaca que el grupo de jóvenes en pobreza extrema es mayoritariamente compuesto por adolescentes de entre 12 y 17 años.
Además, se subraya, 11% de los y las jóvenes vive en hacinamiento; 9% carece de agua potable en su vivienda; 13% radica en hogares sin drenaje; 5% en casas con suelo de tierra; 2% en casas erigidas con materiales de desecho y 2.6% se cubre con techos de cartón, mientras que 38% no dispone de radio en sus hogares; 6% carece de televisión y 78% no cuenta con internet doméstico.
Por otro lado, 21% de los mexicanos jóvenes no estudia ni tiene un trabajo remunerado (de ellos, tres cuartas partes son mujeres jóvenes dedicadas a labores domésticas y cuidados de la familia); mientras que 99% de los adolescentes de 12 a 14 años con alguna actividad laboral carece de contrato de trabajo o prestaciones básicas, como el seguro médico.
En tanto, el promedio salarial para los jóvenes trabajadores es menor a dos salarios mínimos y “se observa que, en general, las mujeres perciben un ingreso menor al de los hombres”.
El estudio de Fundación Idea, el Fondo de Población de la ONU y el Imeju, pone énfasis también en que “no existe ninguna acción gubernamental encaminada a atender de manera específica las necesidades de vivienda de las y los jóvenes”.
Así, aunque 18.5% de las y los jóvenes son jefes de hogares, menos de una cuarta parte cuenta con el derecho de solicitar un crédito para vivienda.
La seguridad
Entre las y los jóvenes mexicanos la principal causa de muerte en la actualidad son los homicidios (22% en el caso de los hombres y 5.8% en el de las mujeres), así como los accidentes de tránsito (17% y 9.3%, respectivamente), pese a lo cual, se señala, no existen “intervenciones importantes” ni presupuesto asignado a la atención de ambas problemáticas.
Además, se calcula que al menos 8% de la población juvenil ha sido víctima de algún delito, mientras que, en el otro lado de la moneda, son los jóvenes el segundo sector más importante de la población penitenciaria, con 40% –sólo después de los adultos de 30 a 40 años–, y se estima que al menos la mitad de los jóvenes que han sido recluidos alguna vez, enfrentaron cargos por “faltas a la moral” o por conducir en estado de ebriedad.
Aún así, señala el estudio, “no se identifican intervenciones federales para reducir la delincuencia juvenil”.
La educación
La educación se encuentra en relación directa con las necesidades que plantea a México su actual bono demográfico, debido a que el crecimiento económico y laboral parte del desarrollo académico. Sin embargo, en lo que toca a los jóvenes, el promedio de tiempo invertido en educación es limitado, al alcanzar sólo 9.3 años en las aulas.
La deserción escolar también es tema grave: en nivel secundaria llega a 7.5%, mismo que se duplica en la educación media superior, hasta alcanzar 15% de los jóvenes inscritos.
Entre los estudiantes de secundaria y preparatoria que desertan, el desinterés es la principal causa, en tanto que para los jóvenes de 18 y 19 (en edad de cursar la educación superior) la razón es la carencia de recursos económicos.
Con esto se vincula, además, la falta de interés de 14% de los jóvenes por cuestiones sociales, lo cual se refleja también en que sólo 3% de la juventud se organiza para atender en conjunto problemáticas estudiantiles, sólo 1.1% ha participado en actividades de beneficencia y otro 1% integra algún colectivo político.
Epílogo: De aquí al 2030
Con miras a atender y monitorear la evolución de las problemáticas juveniles –incluida la falta de una política de Estado dirigida a este sector–, este jueves será presentado el programa de la alianza Juventudes 2030, integrada por 22 organizaciones expertas en este rubro, entre las que se encuentran agrupaciones internacionales, think tanks y grupos civiles.
La meta de esta alianza será impulsar el desarrollo de “directrices” para la atención de la juventud, a mediano y largo plazo.
A continuación, te adelantamos el documento que hoy será presentado por Juventudes 2030, en el que resume su plan de acción para promover la participación ciudadana, la permanencia escolar, la inserción laboral, la salud sexual y reproductiva, así como las expresiones culturales juveniles en México, durante ésta y la próxima década.