Después de la explosión registrada en la torre de Pemex el jueves pasado, las investigaciones sobre las posibles causas del incidente siguen sin esclarecerse y se mantiene la duda sobre la causa del estallido. A la espera del resultado de las investigaciones oficiales, Animal Político platicó con un trabajador de Pemex que ha laborado en el edificio B2 del complejo de la Torre Ejecutiva por casi una década, quien detalló cómo eran las medidas de seguridad en un día normal de trabajo y relató como fueron aumentando tras asaltos registrados en los últimos siete años.
Las medidas de seguridad en la Torre de Pemex
El trabajador -quien pidió mantener el anonimato- afirmó que después de dos robos registrados en 2005 y 2008 se comenzaron a reforzar las medidas de seguridad de los edificios en torno a la Torre Ejecutiva de Pemex.
El incidente más reciente fue el 28 de abril de 2008, cuando un comando armado robó cinco millones de pesos a una camioneta de valores que abastecía cajeros automáticos dentro de la torre. Previo al incidente de 2008 el único dispositivo de seguridad que había en las entradas de la torre de Pemex, eran torniquetes pequeños –al estilo de los utilizados en las entradas del Metro- accionados por una tarjeta magnética. Sin embargo, tras este asalto se renovó la seguridad en todo el perímetro e instalaron de puertas más sofisticadas con torniquetes de cuerpo completo, de igual forma accionados por una tarjeta magnética entregada a cada trabajador del edificio, los cuales dan medio giro para el acceso de cada empleado. Las tarjetas magnéticas registran los datos de los trabajadores que ingresan o abandonan el edificio.
Además, se instalaron bandas detectoras de metales donde los trabajadores depositan para su revisión cualquier otro objeto que quisieran ingresar. Otra filtro de seguridad implementado desde 2008 fue la restricción para acceder equipos de cómputo externos, a reserva de recibir algún permiso mediante oficio del jefe de alguna de las áreas de la paraestatal.
Sumado a los filtros de seguridad implementados, todos los accesos al complejo de edificios de Pemex fueron reforzados con dos o tres guardias de seguridad, los cuales son trabajadores internos de la empresa, desarmados, quienes son acompañados por elementos del Estado Mayor Presidencial y otras corporaciones federales, las cuales aumentaron su presencia también a raíz de otro incidente -éste en 2005- en el que guardias internos fueron sometidos por asaltantes armados previo al robo de cuatro cajeros situados al interior de los edificios. En aquel entonces los guardias fueron sometidos y retenidos durante la madrugada mientras los asaltantes abrían los cajeros automáticos dentro de los edificios.
Otra medida de seguridad implementada a raíz de estos robos, fue la instalación de cámaras en todos los accesos y corredores de los edificios del complejo de Pemex, así como en los checadores y en los sótanos. En opinión del trabajador que en el pasado trabajó en el área de mantenimiento de la torre, “se fueron aplicando medidas de seguridad conforme fueron pasando las cosas. No hubo una inverisón planeada.” No obstante, afirmó, las cámaras instaladas deben haber registrado la explosión del jueves desde todos los ángulos al interior de los edificios, sobre todo, a la salida de los trabajadores de Refinación en el B2, donde la mayoría de ellos se encontraba a la espera de checar su salida cuando sucedió la explosión, entre las 3:30 y las 4:00 pm. El trabajador agregó que las cámaras registran automáticamente todos los videos en un sistema digital.
La vigilancia interna de Pemex se refuerza con un equipo de agentes especiales identificados con uniformes verdes, los cuales patrullan el interior de los edificios, portando armas de asalto y que, en ocasiones especiales como pago de aguinaldos, resguardan a los trabajadores hasta el estacionamiento exterior.
Otros elementos que muestran la forma en que aumentó la seguridad en el conjunto de edificios, es el protocolo con los visitantes, pues hasta hace algunos años los amigos y familiares de los trabajadores podían visitarlos en la biblioteca del primer piso con sólo proporcionar el nombre del empleado, el cual era verificado en una base de datos. En cambio, actualmente ningún externo puede acceder a los inmuebles sin la autorización expresa de algún jefe de área mediante un oficio (donde se registran todos los datos y el asunto del visitante), mientras que los familiares deben esperar afuera a cualquier empleado que visiten. Además, todos los accesos a los visitantes son controlados por gafetes que los identifican con un área específica del inmueble y que no dan tienen acceso a los torniquetes.
En los últimos cuatro años se implementaron estas medidas de seguridad en todo el perímetro del complejo de edificios de Pemex, incluyendo el puente que se encuentra sobre Marina Nacional y el acceso desde el estacionamiento de trabajadores que se conecta por otro puente sobre la calle Bahía del Espíritu Santo, lo cual aseguró que sólo empleados de la paraestatal tuvieran acceso.
De acuerdo con la fuente, el único lugar donde no hay una revisión exhaustiva al personal que accede es el acceso vehicular para descarga de material y equipo, no obstante, hay un acceso controlado también por tarjeta magnetica y guardias de seguridad que verifican el destino del equipo y materiales que entraban.
“Cuando algún proveedor externo ingresa para realizar alguna entrega en la zona de carga y descarga del edificio B2 -donde se hacen la mayor parte de las entregas-, hay una revisión rigurosa por parte de los guardias de seguridad, en todo lo que se entrega. Sin embargo, cuando la entrega es realizada por trabajadores de Pemex, se vuelve algo rutinario, los choferes incluso saludan y les abren la puerta para que realicen su descarga y no hay una revisión tan rigurosa.”
El principal filtro para la carga y descarga de material, muebles o artículos para las oficinas, realizados por trabajadores de la empresa, es un aviso previo que reciben los guardias de seguridad para cualquier arribo, el cual incluye información detallada sobre el destino y el contenido de la entrega. Este protocolo asegura que haya un registro completo de todos los empleados que descargaron material en la zona de la explosión y los jefes inmediatos que enviaron la carga en las últimas semanas.
Finalmente, la fuente relató que en el momento de la explosión se encontraba en uno de los niveles superiores del edificio B2, donde computadoras, inmobiliario y trabajadores saltaron al momento del impacto. El trabajador pudo observar que las medidas de protección civil -que contemplan a un encargado en cada piso- no se cumplieron a cabalidad por el pánico, la confususión, los heridos y la magnitud de la explosión. La mayoría de los empleados esperaba a la salida del edificio y los pisos superiores se encontraban en gran medida vacíos.