Jacques Rogozinski, ex funcionario federal y ex titular de la dependencia que privatizó más de 200 empresas paraestatales durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, publicó recientemente su libro Mitos y mentadas de la economía mexicana. Por qué crece poco un país hecho a la medida del paladar norteamericano, donde revisa por qué países como México no han crecido a pesar de la aplicación al pie de la letra del Consenso de Washington.
Rogozinski es un personaje polémico, pues durante los años 80 y 90 se encargó de privatizar empresas como Sicartsa, Telmex, entre otras 200, y, no obstante, hoy plantea que esa obediencia a los designios de EU y otras potencias no sólo no han funcionado, sino que no funcionarán, a pesar de la petición de más reformas estructurales.
Con un estilo irónico, Rogozinski utiliza la cocina y las recetas como metáforas y plantea que antes de adoptar una teoría importada, se debe considerar la cultura nacional y las condiciones particulares de su economía, insumos mínimos para que cuaje el platillo del crecimiento y el desarrollo.
Jacques Rogozinski fue director de la Unidad de Desincorporación de Empresas Paraestatales, de SHCP durante el sexenio de Salinas de Gortari, desde donde privatizó más de 200 empresas paraestatales y, posteriormente, dirigió Banobras y Fonatur. Muchos han criticado la concesión de autopistas, que generaron pérdidas de aproximadamente 100 mil millones de pesos por errores en el cálculo de aforos vehiculares; la quiebra de los ingenios, que recibieron fondos públicos a través del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext); las plantas siderúrgicas que fracasaron, además del llamado “peor negocio en la historia de México”: la privatización de la banca, que sólo le generó al país apenas 12 mil 500 millones de pesos, a cambio de una deuda de 75 mil millones de dólares.
En entrevista con Animal Político, Rogozinski comentó su libro y planteó que nuestro país requiere, en esencia, revisar las mejores políticas para nuestra realidad y nuestras ventajas comparativas, antes que adoptar un modelo o una serie de recomendaciones de organismos internacionales o universidades occidentales.
“Mitos, porque voy a tratar de desbaratar muchos mitos y mentadas porque al desbaratar esos mitos las mentadas me las voy a llevar yo”, respondió el ex funcionario. Además Rogozinski aclaró: “Yo lo que quiero que quede bien claro es que las mentadas son para mí porque voy a ponerle un espejo en frente a la gente” y según su posición, a la gente no le gusta que le revelen sus defectos.
¿Cuáles son los mitos en la economía nacional?
De acuerdo con Rogozinski, los mitos pueden ser macroeconómicos y microeconómicos. Un mito macroeconómico planteado por él es, por ejemplo, la afirmación que han escuchado México y otros países en desarrollo: “el consenso de Washington sirve para crecer.” A lo que responde Rogozinski: “La verdad es que unos sí crecen y otros no.”
Para el ex funcionario de Hacienda, “esto es algo que nos han vendido y nosotros hemos comprado” y señala que la aplicación del Consenso de Washington en cada país y el éxito en cada caso es algo que busca explicar con su libro Mitos y Mentadas de la economía mexicana.
Rogozinski ennumera a continuación los diez puntos principales del Consenso de Washington, “disciplina fiscal, reorientación del gasto público, liberalización de tasas de interés, tipos de cambio unificados, liberalización del comrcio, apertura a la inversión extranjera, privatización, desregulación.”
Sin embargo, el ex funcionario de la entidad encargada de las privatizaciones durante el sexenio de Salinas de Gortari -incluso quien firmó la venta de Telmex- recordó que México llevó a cabo gran partes de estos lineamientos “recomendados” por Washington. Por ejemplo, “tenemos una disciplina fiscal muy buena, tasas de interés liberalizadas, apertura comercial, inversión extranjera, privatizamos la mayoría de las empresas y muchas cosas que ya hicimos, pero de todas maneras no crecemos a la velocidad que dicen que deberíamos crecer.”
Ante este escenario la respuesta que se recibe siempre es que “no lo hacemos completo, nos faltan muchas reformas; que tenemos monopolios y hay que deshacerlos; que tenemos corrupción, como si no hubiera corrupción en los países que sí han crecido.”
Al recibir estas respuestas por parte de los organismos internacionales, Rogozinski se pregunta en este punto si “¿será cierto que cuando hagamos todas las reformas estructurales vamos a crecer?”. Para el autor de Mitos y mentadas de la economía mexicana esto es falso y agrega “si esto fuera cierto, todos los países que se apegan más al consenso de Washington crecerían más, mientras que todos los países que se apeguen menos crecerían menos.” Sin embargo, el ex funcionario federal afirma que hay un montón de países asiáticos, entre otros, Indonesia, Malasia, China, Singapur, Tailandia, India, “que han crecido sin utilizar este famoso Consenso de Washington.”
Ante el desengaño por las políticas y los diagnósticos extranjeros, Rogozinski se pregunta: “¿No habrá otras cosas que no medimos en la economía como nos la enseñan que tienen tanta o más influencia para el crecimiento?” Y cita a Einstein para insistir en su pregunta: “No todo lo que cuenta se puede contar, ni todo lo que se puede contar, cuenta.”
“Lo que aprendemos en las escuelas occidentales es ‘lo que se puede contar es lo que hay que ver’, por ejemplo, monopolios, inflación, coeficiente Gini” y sin embargo, “hay otras cosas que no se pueden medir y que cuentan mucho”, en opinión del autor. Factores como la cultura asiática y otras políticas públicas podrían explicar mejor su crecimiento.
Sin todos los ingredientes necesarios no saldría el platillo, en opinión de quien fuera encargado de la desconcentración de las empresas públicas hace más de dós décadas. La cocina, las recetas, los ingredientes y los platillos son una analogía recurrente en Mitos y mentadas de la economía mexicana, por la posibilidad de jugar con estos conceptos.
¿Cuáles son los ingredientes que faltan en la economía mexicana?
Por ejemplo, que las empresas mexicanas tienden a ser familiares en lugar de corporativas, esto influye mucho porque “las empresas familiares, de todos los tamaños, pero sobre todo las exitosas, tienden a tomar menos riesgos, son menos innovadoras y su relación de ganancias por precio son menores que en aquellas que son corporativas.” Para Rogozinski, estas empresas familiares tienden a poner en puestos ejecutivos o de decisión a familiares no necesariamente mejor preparados para el desarrollo de la empresa.
Otro elemento que no se hace en México, difícil de contar, es la utilización de las ventajas comparativas y utilizar los ingredientes existentes ya en nuestro país en cualquier forma. En este sentido, el autor recordó que México no tiene varias políticas necesarias como evitar la fuga de cerebros y atraer inmigrantes calificados. “Esto le cuesta al crecimiento y no se puede medir, porque no se puede meter en la ecuación que enseñan en MIT, en Harvard, en Chicago”, concluyó. Sin embargo, hay otros países, como Estados Unidos, que cuantifican esto y toman medidas, por ejemplo, para retener a inmigrantes con estudios universitarios, pues en opinión del autor, les está costando el cierre de fronteras tras el 11 de septiembre.