Un día después de que el presidente mexicano Felipe Calderón exigiera a las Naciones Unidas liderar la búsqueda de nuevas alternativas para combatir el narcotráfico, el organismo internacional dijo que está dispuesto a colaborar en ese terreno, pero que no le corresponde llevar la voz cantante.
“Nosotros no tenemos la capacidad de cambiar las leyes internacionales”, dijo Yury Fedotov, director ejecutivo de la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés). “Estamos al servicio de los miembros estado y seguiremos buscando las mejores vías para frenar este problema”.
“Estamos trabajando detrás de los gobiernos realmente para asesorarles. Les decimos esto funciona o esto no, y luego los gobiernos son soberanos para decir lo que pueden hacer”, indicó Amado Philip de Andrés, representante de la oficina regional de la UNODC para Centroamérica y el Caribe. “Necesitamos policías bien capacitadas, fiscales que puedan enjuiciar de verdad, programas de integración de mareros. Es un nuevo pensamiento”.
Esta semana los presidentes de México, Guatemala y Colombia hicieron un llamado ante la Asamblea General de Naciones Unidas para que se explorasen nuevas vías para combatir el narcotráfico. Calderón exigió a la ONU que encabece “una discusión a la altura del siglo XXI” y que busquen “enfoques nuevos y eficaces”. El presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, es partidario de regularizar sustancias ilícitas como mecanismo para hacer frente al flujo de drogas y la violencia que generan.
Por su parte, la UNODC presentó un informe el jueves donde precisamente explica el problema que representa la violencia relacionada con el tráfico de drogas y destacó que en Honduras hay una media de 92 homicidios por cada 100.000 habitantes. En el mundo, más de 200.000 personas mueren debido a las drogas ilícitas cada año, dijo Fedotov.
En su informe, titulado “Delincuencia Organizada Trasnacional en Centroamérica y el Caribe”, la UNODC recomienda que los países combatan la impunidad y la corrupción mientras refuerzan la policía y el sistema de justicia. También pide más coordinación regional para hacer frente al problema.
De Andrés dijo a los periodistas que las alternativas que piden los presidentes latinoamericanos incluyen un debate sobre cómo se podrían aplicar las convenciones internacionales, cómo funcionan los programas de rehabilitación y prevención o cómo pueden cooperar las policías de diferentes países entre sí.
Respecto a la regularización de sustancias ilícitas, mencionó la posible regularización de la marihuana en Uruguay y habló de la necesidad de debatir el tema debido a posibles consecuencias negativas.
“Hay que hacer un análisis real de las consecuencias para la salud. Si el cannabis es legalizado en uno o dos países eso puede abrir una puerta de Pandora muy importante para otras drogas”, indicó.
“Estamos analizando cuales son las tendencias de drogas de consumo, por ejemplo en Brasil aumenta el crack, y cómo podemos atajarlas, y si se incrementaran, cuáles serían las consecuencias para la salud pública y sobre todo para el erario público”, agregó el experto. “Los países centroamericanos han aumentado el presupuesto de seguridad. ¿Ese aumento cubriría el que se triplicaran en la sociedad el número de casos de drogodependientes? En varios años ¿Vamos a poder contar con una sociedad de drogodependientes totalmente integrados en la sociedad?”.
Tanto Fedotov como De Andrés dijeron que la UNDC se ha descentralizado y ahora mantiene varias oficinas en Latinoamérica, incluido en México y Panamá, para responder de forma más directa la problemática.