En México cursar estudios superiores es difícil. Cada seis meses, miles de jóvenes que intentan ingresar a universidades públicas se quedan fuera de la matrícula, porque el cupo en las aulas es insuficiente para admitir a todos.
En su última convocatoria, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la más grande del país, admitió sólo al 10% de los aspirantes. Más de 60.000 jóvenes deberán buscar otra alternativa.
Esta situación se repite en otros centros públicos, y ahora muchos se preguntan qué hacer con esta creciente población de jóvenes fuera de las aulas y, con frecuencia, sin empleo formal.
El fenómeno se ha presentado desde hace más de una década pero ahora parece que aumentó, le dice a BBC Mundo Javier Ortiz Cárdenas, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
“Es un problema social importante para el país. Un buen contingente de ellos será parte de los llamados ninis”, explica al referirse a este término cuyo uso se ha extendido en los últimos años para referirse a los jóvenes que “ni” estudian “ni” trabajan.
Según el rector de la UNAM, José Narro, podrían ser siete millones. Y aunque la Secretaría de Educación Pública (SEP) reconoce que son “millones” no ofrece un dato concreto.
Presupuesto
Es una mezcla de factores, dice el investigador Ortiz Cárdenas. Aunque el país invierte un promedio de 5,7% de su PIB en educación, la demanda aumenta cada año.
Tampoco se han explorado otras alternativas como los estudios a distancia por internet o con asesorías personales.
Pero hay otros elementos, añaden los especialistas. En las últimas décadas, México aumentó su cobertura de educación básica, y recientemente también se elevó el número de estudiantes que estudian bachillerato.
Pero la situación ha sido distinta en el caso de las universidades. Cada vez son más los jóvenes que concursan por un sitio en la educación superior, pero la matrícula se mantiene casi sin cambios, le dice a BBC Mundo Atxelvis Hernández, vocera del Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (MAES), un grupo formado en 2006 con jóvenes que no han conseguido un espacio en las aulas.
“Es gravísimo, hace más de 30 años que no se construyen universidades públicas y por eso dejó de crecer la matrícula”, explica.
“Nos imponen un modelo de enseñanza técnica para formar mano de obra barata para las grandes empresas. Y al mismo tiempo fortalecen la educación privada”, se lamenta.
Reprobados
En sus informes oficiales, el gobierno mexicano insiste en que se han creado más centros de educación que en décadas anteriores.
Pero según los especialistas, el esfuerzo es aún insuficiente sobre todo porque cada vez son más los jóvenes de clase media quienes quedan fuera de las universidades.
La falta de estudios les pone en desventaja frente al mercado laboral, explica el investigador Alfredo Nateras, de la UAM. Muchos sólo encuentran acomodo en la economía informal, en empleos precarios con sin prestaciones o se enrolan en la delincuencia.
Solucionar el problema no es fácil, reconocen organizaciones como Mexicanos Primero, que explican que las dificultades comienzan desde el nivel básico.
Según la organización, los alumnos sólo aprovechan un promedio de 2,8 horas de aprendizaje efectivo en cada jornada escolar de las entre cinco y seis horas diarias que pasan en el colegio los estudiantes de primaria y secundaria, respectivamente.
Mexicanos Primero responsabiliza de la situación al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que se ha opuesto a las evaluaciones de maestros que planteó el gobierno federal.
Pero el SNTE responde que eliminar al sindicato no resuelve el problema, pues aún cuando se subrogara la educación a particulares, las clases deberán impartirlas los mismos maestros que ahora porque no hay otros, afirma.
Pero más allá de las disputas internas, el conflicto ya se refleja fuera de las fronteras nacionales. En las evaluaciones que realiza periódicamente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México se encuentra en los últimos lugares entre los países miembros.