1. Aires de juventud
Parecía imposible pero, tal como se lo plantearon, en dos horas los representantes de las universidades públicas y privadas que conforman el movimiento #YoSoy132 trazaron ayer el perfil político de este nuevo y multiforme conglomerado estudiantil, así como un plan de acción que les permita incidir no sólo en el proceso electoral, sino también en diversas esferas de la realidad nacional (como la política educativa, el desarrollo rural, la ciencia y la tecnología, la relación sociedad-medios, la corrupción gubernamental e, incluso, la antidemocracia sindical). Y, por si fuera poco, diseñaron además algunas fórmulas para mantenerse vivos más allá del próximo 1 de julio.
Son, ciertamente, muchas ideas reunidas en muy poco tiempo, pero es verdad, también, que no son uno, ni son cien… de hecho, tampoco son 132. Son más de 2 mil cabezas pensando al unísono en Las Islas de Ciudad Universitaria, un mar de neuronas frescas inundando el pastizal conforme el sol se posa en el zenit, todas buscando soluciones para el país desde sus distintas especialidades.
“Bienvenidos a la Primavera Mexicana–dice Sandino, estudiante de la UNAM, a manera de saludo–, aquí donde los jóvenes florecen y esparcen sus ideas como polen, donde se encienden los corazones, se abren las mentes, y se hace tangible la ilusión… bienvenidos a este día en que podemos cambiar el curso de nuestro tiempo.”
2. Voces de colores
Este lunes, en la Primera Asamblea General de Universidades #YoSoy132 están representados un centenar de planteles de nivel medio-superior y superior, de 56 casas de estudio, cada uno con un vocero que trae al encuentro un particular saludo.
El representante del Tec de Santa Fe, por ejemplo, se cuadra ante la concurrencia al grito de “¡el poder al pueblo!”, mientras que el de La Salle lanza al micrófono una “¡alerta, alerta, que camina la lucha estudiantil por América Latina!”, seguido del delegado de la Universidad de Barcelona, quien, sin tono incendiario en su voz, declama “oigo, propongo, decido, ¡luego existo!”.
Se oye también la voz de una docena de universidades autónomas, regadas en todo el país, desde Chiapas hasta Ciudad Juárez, la de una decena de escuelas de arte y colectivos teatrales; la de bachilleres y ceceacheros, la de profesores y alumnos de posgrado, la de egresados y se escuchan, atronadores, los ecos de Alexis Benhumea y de Carlos Sinhué Cuevas, universitarios y activistas cuyos asesinatos permanecen impunes, y cuyos familiares son abrazados con un grito de “¡Justicia!” que se repite muchas veces.
Son voces que van de agudos a graves, de jóvenes a no tanto, voces de ricos y pobres, que se unifican al consensuar los primeros reclamos del movimiento estudiantil: no permitir la restauración del “viejo régimen antidemocrático (…) cuya cara actual es Enrique Peña Nieto” (candidato presidencial de la coalición PRI-PVEM); impedir la imposición del próximo presidente a través de la manipulación mediática, “principalmente de las televisoras Televisa y TV Azteca”; derrocar a Elba Esther Gordillo de la dirigencia vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; y llevar a juicio al presidente Felipe Calderón.
Un clamor, no obstante, supera a los anteriores, y tiene que ver no con un acuerdo, sino con un disenso. “¡Huelga, no! ¡Huelga, no!”, gritan todos, al verse fundida su inconformidad ante la propuesta de escalar la movilización hasta el paro de actividades en centros educativos, si es que la “imposición” llega a consumarse. Así, el fantasma de la huelga se disipa a gritos, tan pronto como se insinúa.
3. Todo cabe en un jarrito…
Repartidos en 15 mesas de análisis, cada una con entre 200 y 300 participantes, los representantes de planteles recaban una batería de acuerdos que parece interminable, desde crear un sistema alternativo de conteo rápido de votos, en oposición al que el IFE encargó a la firma Hildebrando (aquella acusada en 2006 de propiciar un presunto fraude electoral en contra de Andrés Manuel López Obrador), hasta convocar a un congreso nacional agrario del que surjan alternativas para revertir los efectos del TLC en el campo mexicano.
También exigen elevar a 8% del PIB la inversión en educación y a 2% la de ciencia y tecnología; que todas las dirigencias sindicales del país sean sometidas a ratificación mediante procesos democráticos; que los candidatos se comprometan a impulsar la revocación de mandato a mediados del próximo sexenio y, también, emprender acciones en contra de la Ley Döring, en defensa del libre flujo de información en internet.
La lectura de acuerdos se interrumpe, no obstante, para presentar una denuncia pública en contra de Televisa. Habla, con firmeza, Amaranta Whitfeld, estudiante de actuación en el Centro de Educación Artística, de dicha televisora, de la cual fue expulsada luego de que el pasado miércoles participara en una movilización de #YoSoy132. “Me dieron de baja –acusa–, sin avisarme y cortaron mi carnet sin darme explicación alguna… sin embargo, ¡yo soy 132!”.
Luego siguen las propuestas consensuadas, como si de una lluvia de ideas se tratara: exigir la reforma política no sólo con revocación de mandato, sino con referéndum y plebiscito; crear un periódico del movimiento; obligar a que los contenidos de los libros de texto gratuito sea revisado por universidades; traducir a distintos idiomas los videos y desplegados estudiantiles y derogar el sistema “elitista” para la entrega de becas en el Conacyt.
4. Across the universe
El sol se ha ido, ha dejado a 20 universitarios con mareo y dolor de cabeza, según los responsables del puesto médico instalado a una orilla de la explanada, que ha permanecido bien cubierto por la sombra de los árboles.
Los acuerdos, aunque avalados por el pleno de la asamblea general de #YoSoy132, ahora serán llevados por cada representante a sus respectivos planteles, para su votación, y luego volverán a CU, el próximo 5 de junio, para unificar los resultados en un sólo pliego de exigencias y en un sólo programa de actividades.
“Hoy nos conocimos y reconocimos las caras de los que van a cambiar el rumbo de méxico –dice Sandino, de la UNAM, a manera de despedida– nos reunimos bajo un simple número 132, un simple número que ya es el nombre de nuestro despertar, el número de nuestra generación (…) somos un enjambre que se sale de las manos del gobierno, somos un enjambre que se sale de las manos de los medios, el día de hoy demostramos que estamos organizados, que estamos unidos, que podemos dialogar, ¡que podemos conquistar el universo con nuestras ideas!”