Luego de recibir seis amenazas de muerte en los últimos dos meses, el padre Alejandro Solalinde anunció que el próximo miércoles saldrá del país “temporalmente”, siguiendo un protocolo para su seguridad diseñado en conjunto por la PGR, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Pastoral de la Movilidad Migrante de la Conferencia del Episcopado Mexicano y las agrupaciones Amnistía Internacional y Brigadas Internacionales de Paz.
“No me voy por miedo –aclara el defensor de derechos humanos, fundador del albergue para migrantes centroamerianos Hermanos en el Camino, de Ixtepec, Oaxaca–, sino por obediencia, pues de eso está hecha la Iglesia, pero acepté sólo con la condición de que volveré a México en los primeros días de julio.”
La “recomendación” de salir del país por un periodo de dos meses, explicó, busca aprovechar los compromisos que previamente había contraído para realizar visitas al extranjero, concretamente a Estados Unidos, Canadá y Europa, y sólo se decidió ampliar algunas semanas más este periodo fuera de México, para permitir que tanto la Procuraduría General de la República, como la Procuraduría Estatal de Oaxaca, investiguen la serie de amenazas contra la vida del religioso, formuladas anónimamente.
– ¿Existe la posibilidad de que su salida temporal se convierta en exilio indefinido? –se le pregunta, en entrevista concedida telefónicamente.
– Para nada, el exilio no va conmigo. Yo soy muy feliz en el albergue para migrantes y nunca huiría. Yo no tengo miedo, al contrario, tengo mucha ilusión en las cosas que estamos logrando y, si hago esta pausa, es sólo por obediencia. Yo soy misionero y si a mí no me hubieran pedido este tiempo para investigar, yo no habría aceptado salir del país.
Sin embargo, explica el religioso, esta petición es parte del cumplimiento de las medidas precautorias impuestas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos al gobierno mexicano, para proteger su seguridad personal, “y si yo no colaboro con las acciones emprendidas por el Estado, entonces éste no podría cumplir lo que la CIDH le exige y no quiero que eso suceda por mi culpa”.
Solalinde explicó, no obstante, que las actividades programadas en el extranjero no quedarán suspendidas por el perfil preventivo que adoptará su salida e, informó, en Chicago se reunirá con agrupaciones de migrantes latinoamericanos, con representantes de la iglesia, así como con la comunidad universitaria, mientras que en Europa recorrerá distintas naciones, “aunque no me acuerdo ahorita exactamente cuáles, porque quien organizó el recorrido fueron las Brigadas Internacionales de Paz, vamos a visitar, igual que en Estados Unidos, a jóvenes, universitarios, integrantes de la iglesia y autoridades locales”, remató.
La última amenaza
El pasado 20 de abril, tras volver de la Ciudad de México a Ixtepec, y hallándose en la fila de un cajero automático, “una señora, muy apenada, se me acercó para avisarme que había alguien que planeaba matarme”, narra Solalinde, en torno a la más reciente amenaza de atentado en su contra y a partir de la cual, afirma, se decidió dar a su visita al extranjero un sentido más bien precautorio.
“Previamente, ya había recibido cinco amenazas –detalla– y, de hecho, ese 20 de abril se encontraban en Ixtepec representantes tanto de la PGR como de la prucuraduría estatal, investigando la quinta amenaza, incluso ya tienen identificado a uno de los involucrados, entonces aprovechamos y la señora les narró directamente a ellos la información que poseía y, tras valorarla, se decidió que era suficiente como para emprender medidas de seguridad especiales y se determinaron las nuevas medidas para mi protección, incluida la sugerencia para que me alejara temporalmente del trabajo en el albergue Hermanos en el Camino”.
– ¿Existe algún hecho que usted identifique como detonador de los intentos por intimidarlo, emprendidos en los últimos dos meses?
– Aunque no estamos seguros, creemos que esto puede estar relacionado con el incidente
– ¿Durante este periodo en el que usted no esté, la operación del albergue de Ixtepec se verá modificada?
– Para nada –responde, tajante–, hace algunas semanas yo dejé la coordinación del albergue en manos de cuatro colaboradores, y lo hice notarialmente para que puedan seguirlo administrando sin necesidad de mi firma. Pero esto no lo hice porque tuviera pensado irme, sino, y quiero ser muy claro en esto, con el objetivo de que si en algún momento a mí me matan el albergue siga adelante.
De esta forma, añade Solalinde, en la actualidad ya no ocupa el cargo de coordinador, sino únicamente de asesor, y son cuatro coordinadores “excelentes” los que tienen ahora en sus manos el auxilio que se presta a los centro y sudamericanos que ingresan a México por la frontera sur, con el objetivo de cruzar a Estados Unidos.
“El albergue –subraya– no está para nada mal, al contrario, está en el mejor momento, ahora incluso es más seguro: no hay que olvidar que es el único albergue para migrantes del país que cuenta con vigilancia de policías que asisten encubiertos y desarmados, pero no en busca de migrantes ilegales, sino de tratantes de personas, y con la comunidad de Ixtepec siempre ha habido un trato respetuoso, salvo con un reducido grupo de gente puesta ahí desde la época de Ulises Ruiz y que son, hasta ahora, los que protagonizan las agresiones contra inmigrantes y contra quienes trabajamos para su defensa.”
Retiro monástico
Tras concluir su gira por Europa, y en tanto se cumple el periodo de dos meses que se le requirió separarse de sus actividades públicas, el misionero explica que pasará algunas semanas “en un monasterio, en algún lugar silencioso”, con el objetivo de “escribir, leer y orar”.
– ¿Qué tiene en el tintero, padre?
– Mucha gente me pregunta por qué no escribo, y la verdad es que sí lo hago, tengo como 50 libretas con apuntes, pero no he tenido el tiempo para darles forma a esos textos y publicarlos. Quiero escribir, por ejemplo, sobre el concepto de migroma-humano, sobre el papel de las mujeres en la Iglesia, y también quiero escribir algo sobre Orlando, un joven nicaragüense que finalmente murió en México, y cuya historia es ilustrativa de la corrupción, la complicidad y la impunidad que se cierne sobre los migrantes centroamericanos en su ruta a Estados Unidos. Estos son temas que me apasionan muchísimo –concluye.
El 26 de abril, el padre Solalinde dio constancia de las amenazas en una entrevista con Radio Red: