Milenio destaca que Onésimo Cepeda, obispo emérito de Ecatepec desde que Benedicto XVI aceptó ayer su renuncia, le gustaría ser recordado como un prelado “que dice la verdad y que le importa poco a quién se la dice”, y dijo que se dedicará a servir al país, porque pretende “seguir influyendo en lo que es México… y en lo que viene”.
Contento por el trabajo que realizó en esa diócesis, de la que estuvo al frente desde 1995, señaló que “nadie puede decir que el obispo no hizo nada y ni se nota que paso por aquí” pues, agregó, “ahí están la catedral, el seminario y la restauración del convento. Hice todo lo posible y lo mejor posible”.
Polémico por sus declaraciones y criticado por otros obispos debido a sus relaciones con políticos y empresarios, aclaró que él presentó su renuncia el 25 de marzo, justo al cumplir 75 años, y se la entregó al Papa en sus manos. En ese momento le solicitó a Ratzinger que la aceptara rápido, porque está enfermo del corazón y de diabetes. “Ya no puedo jugar frontón, pero si golf, aunque no como antes”, comentó.
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