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El cultivo de amapola, un negocio familiar en la sierra de Guerrero
El cultivo de amapola, un negocio familiar en la sierra de Guerrero
Foto: Cuartoscuro.
2 minutos de lectura

El cultivo de amapola, un negocio familiar en la sierra de Guerrero

22 de marzo, 2012
Por: Dulce Ramos
@WikiRamos 
Quema de drogas incautadas en Culiacán en mayo de 2011. Foto: Cuartoscuro.

La Jornada publica hoy que en la sierra de Guerrero el cultivo de amapola y la producción de goma de opio emplea a familias enteras. Aquí no llegan policías, solamente militares que destruyen cultivos ilícitos. En Guerrero se produce 98 por ciento de amapola del país.

En esa zona habitan niños como Ricardo, de 10 años. Se trata de un número desconocido de menores que participan con sus hermanos y padres en el negocio de la goma de opio. Su padre siembra y cuida el cultivo, la madre cocina y él y sus hermanos usan las uñas para cortar los bulbos de amapola y extraer la goma que se convertirá en heroína, una de las drogas ilegales más caras en el mundo. Tan sólo un kilo de esa droga en territorio mexicano antes de cruzar la frontera con Estados Unidos supera 4 millones de pesos. En la sierra de Guerrero las familias, de entre cuatro y cinco miembros que se encargan de sembrar las amapolas, cuidarlas y explotarlas, obtienen unos 5 mil pesos mensuales, que son pagados por grupos de narcotraficantes locales.Poco dinero para un citadino, pero aquí da para comer un mes, ya que existen personas que utilizan sus camionetas para viajar a Chilpancingo y acercar los víveres a quienes aparentemente se dedican a cultivar mariguana o amapola.

Aquí no existen centros de trabajo y en muchos casos ni siquiera servicios básicos. “Eso sí, vea usted: sobre el cerro hay una manguera de quién sabe cuántos metros, que trae agua hasta los cultivos y con ella los riegan. Así hacen que sobrevivan los plantíos. Nadie puede decir cómo llegó. Tampoco hay manera de explicar quién colocó los cables o lazos de plástico que se encuentran de un cerro a otro y son utilizados para derribar –si no son detectados– los helicópteros fumigadores.” Estas historias son contadas por soldados que pasan de 15 a 30 días en la sierra destruyendo diariamente entre 12 y 15 sembradíos en laderas de montañas, a los que llegan luego de caminar horas por brechas, cargando una mochila de más de 30 kilos, con comida, uniformes, armas, casa de campaña, bolsa de dormir, medicinas y utensilios para cocinar.

En Guerrero, de enero a diciembre de 2011, 4 mil 900 soldados adscritos a la 35 Zona Militar con sede en Chilpancingo participaron en la destrucción de cultivos ilícitos, y destruyeron 51 mil 604 plantíos, que en total ocupaban una superficie de 826 mil 342 metros cuadrados.

Lea la nota completa en La Jornada.

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Imagen BBC