El Observatorio de los Procesos de Comunicación Pública de la Violencia difundió un comunicado de prensa en el que denuncia y repudia las últimas amenazas al Semanario Zeta, presuntamente perpetradas por un grupo criminal el pasado 22 de febrero.
En su última columna, Adela Navarro Bello da cuenta de las amenazas que se hicieron llegar al semanario:
“Ya los andan correteando. Los traen cortitos”, señaló la voz al otro lado del teléfono.
Inmediatamente sentenció: “Quieren darles un chingadazo”.
No de manera directa, pero sí en forma de aviso, llegó la amenaza.
A los que anuncian traer “cortitos” son a los editores de ZETA. Refieren con esa palabra, que los han seguido. Los han ubicado.
A la pregunta de quién es el hostigador, el anónimo interlocutor dijo sin preámbulo ni regateo: “El Melvin”. Se refirió así Melvin Gutiérrez Quiroz, un hombre extraído de los fondos del Barrio Logan en San Diego, California por miembros del cártel Arellano Félix.
Aquí puedes leer la columna completa.
Y aquí el comunicado íntegro del Observatorio de los Procesos de Comunicación Pública de la Violencia:
El pasado 22 de febrero editores del Semanario Zeta, en la ciudad de Tijuana, Baja California, fueron víctimas de amenazas telefónicas provenientes de sujetos que se identificaron como parte de un grupo criminal.
Los medios firmantes del Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia (“ACIV”) condenamos estos hechos y manifestamos nuestra solidaridad a los colegas del Semanario Zeta. El intento de acallar a un medio de comunicación constituye una afrenta contra el gremio periodístico y la sociedad en su conjunto.
Exigimos a las autoridades federales, estatales y municipales tomar de manera urgente todas las medidas necesarias para que reporteros y editores del Semanario Zeta puedan continuar realizando su labor informativa en condiciones que garanticen su vida e integridad.
No admitimos la imposición del silencio como mecanismo de supervivencia. En el contexto de nuestro país, investigaciones periodísticas como las que el Semanario Zeta realiza son imprescindibles.
Demandamos que se lleven a cabo las diligencias necesarias para castigar a los responsables de estos actos de intimidación.
El equipo del Semanario Zeta ha sido objeto de diversos ataques y amenazas a lo largo de sus más de treinta años de trayectoria, que han llegado, incluso, a cobrar la vida de tres de sus colaboradores. A ello se suma el atentado sufrido por su fundador. Estos lamentables hechos han estado marcados y promovidos por la impunidad; el Estado debe poner fin a este perverso ciclo.
Compartimos lo señalado por el Semanario Zeta, “ante la impunidad nos queda la publicación. El ejercicio de nuestra libertad de expresión y el derecho a estar informados es lo que nos sostiene”. Estos derechos fundamentales, esenciales para la vida democrática, son los que están juego.