Aunque entre 2005 y 2010, la población mexicana aumentó en 8.7% en términos generales, en una décima parte de los municipios de la República esta tendencia se revirtió, en algunos casos de forma tan contundente que, de un lustro al otro, perdieron entre el 29% y 44.5% de sus habitantes.
A continuación, Animal Político te presenta los casos de los tres municipios mexicanos que más habitantes han perdido en los últimos años y que, a pesar de que sean miles de kilómetros los que los separan entre sí, hallados como están en polos opuestos del país, o de que vivan realidades geopolíticas diametrales, un común denominador los une estrechamente: la violencia armada de grupos criminales.
El lugar del algodón
Santo Domingo Ixcatlán es un pequeño municipio de la mixteca oaxaqueña, de apenas 21 kilómetros de extensión, que en cinco años perdió a 44.5% de sus pobladores, lo que lo convierte en la localidad del país que más habitantes expulsó de su seno en el último lustro contabilizado.
“Se podría decir que ahora es un pueblo fantasma“, explica Rufino Benítez Sánchez, coordinador jurídico del Centro de Derechos Humanos y Asesoría a Pueblos Indígenas (Cedhapi), que desde hace 11 años promueve y defiende las garantías individuales en esta región de Oaxaca.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), este antiguo pueblo, cuyo origen data de la época prehispánica, era habitado en los albores del siglo XXI por 878 personas, las cuales prácticamente se duplicaron para 2005, cuando el conteo de población registró mil 580 habitantes, dedicados en 80% a la siembra de maíz, frijol, trigo, habas y chile, y el resto al comercio y la ganadería.
Sin embargo, el crecimiento demográfico en Santo Domingo Ixcatlán, término náhuatl que significa “Lugar de Algodón”, se revirtió para 2010, lapso durante el cual el surgimiento de un grupo paramilitar puso en fuga a casi la mitad de los habitantes, 705 en total, “que se fueron a otros parajes”.
Así, para el último censo nacional realizado hace dos años, en este lugar quedaban solamente 877 personas, es decir una menos que a principios del siglo.
“La gente se dispersó –afirma Rufino–, en el pueblo ya no hay trabajo, ya no hay comercio, ya no hay servicios, y todo se dio a partir de 2005, cuando a la presidencia municipal llegó el priista Freddy Eucario Morales Arias (actualmente preso).”
Enfrentado desde hace 180 años con la localidad vecina de Chalcatongo de Hidalgo, a la que Santo Domingo Ixcatlán disputa la posesión de mil 356 hectáreas de tierra, en 2005 “Freddy Eucario vio en esta problemática la posibilidad de lucrar –señala el abogado del Cedhapi–, y su cálculo era ceder legalmente a Chalcatongo la titularidad de esas tierras, a cambio de 150 millones de pesos, decía él, pero a ese negocio se opuso la mayoría del pueblo, porque reclaman ese territorio desde hace varias generaciones.”
Así pues, para el siguiente periodo de gobierno el grupo priista fue desplazado de la presidencia municipal y, señala el abogado, en 2008 “Freddy Eucario creó un grupo armado, que se refugió en un paraje denominado Los Reyes, y desde ahí comenzó a acosar a las nuevas autoridades y a quienes los apoyaban. Ahora –subraya– el conflicto ya no es con Chalcatongo, sino al interior del municipio.”
En abril de ese año, tres integrantes de la junta edilicia fueron asesinados por el grupo armado de Freddy Eucario, uno mutilado y degollado en la plaza del pueblo, otro quemado vivo en el interior de un taxi y uno más abatido a balazos, lo que motivó que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) reclamara al gobierno estatal “medidas cautelares” en beneficio de 177 pobladores amenazados, además de que, a raíz de este atentado, el exalcalde priista fue procesado como autor intelectual y otros 15 allegados (aún prófugos) como perpetradores.
“Esto fue la gota que derramó el vaso –narra Rufino–: a partir de eso mucha gente se fue a la Ciudad de México o a otras regiones de Oaxaca. Además, fue nombrado una administración de los recursos municipales que recibe los fondos federales que corresponden a Santo Domingo Ixcatlán, así que tampoco hay fondos en la actualidad para, por ejemplo, el pago de servicios públicos, en este momento las calles están a oscuras porque esa ‘administración’ no ha pagado la luz… así que la violencia, la destrucción del tejido social, la falta de servicios y la desactivación económica consecuente han dejado al pueblo vacío.”
En 2010, Chalcatongo y Santo Domingo Ixcatlán firmaron, bajo auspicio del gobierno estatal, un convenio que buscaba finiquitar el conflicto agrario de 180 años, a través del cual el primer municipio devolvía 900 hectáreas de las mil 365 en disputa, a cambio de 50 millones de pesos.
Hasta la fecha, el acuerdo no se ha llevado a la práctica y, desde entonces, el grupo paramilitar refugiado en el paraje de Los Reyes sigue dirigiendo agresiones tanto contra Chalcatongo como contra Santo Domingo Ixatlán.
Éxodo norte
Según la enciclopedia municipal de la Secretaría de Gobernación, la localidad de Práxides G. Guerrero, en Chihuahua, “no dispone de riquezas naturales importantes”, ya que se enclava en una tierra “árida en extremo”, en donde la mayoría de los habitantes, dedicados a la agricultura y la ganadería, debe regar sus campos y pastizales por gravedad, es decir, haciendo llegar el agua desde el Río Bravo a través de surcos excavados en declive.
Aquí sólo hay cuatro primarias, dos secundarias y dos preparatorias, además de que se carece de museos, actividad turística o tradiciones artesanales. Lo único típico es, acaso, los “tacos de tortilla de harina”.
Sin embargo, en Práxides G. Guerrero, nombrado así en honor al revolucionario anarquista que se adelantó un mes al alzamiento armado de Madero, en 1910, existe una fuente inagotable de dinero y poder, motivo de una confrontación armada que, en el último lustro, lo convirtió en el segundo municipio más despoblado de México: un puente internacional que comunica esta localidad con Estados Unidos y una pista de aterrizaje y despegue de aeronaves medianas, por cuyo control los cárteles de Juárez y de Sinaloa vienen peleando desde hace una década.
Esta confrontación entre bandas criminales, afirma el secretario municipal Andrés Arreola, “generó un ambiente de violencia extrema que provocó un éxodo masivo en 2010”, a raíz del cual esta localidad perdió a 43.6% de sus habitantes.
Así, de las 8 mil 580 personas que en ella moraban en 2005, cinco años después sólo quedaban 4 mil 799.
“Se trata de una de las etapas más negras de la región en cuestión de seguridad –afirma Andrés, segundo al mando en la administración pública de Práxides G. Guerrero–, justo en el momento en que se realizó el censo 2010, en el municipio hubo muchísimas muertes violentas y, a raíz de esta situación, la población disminuyó prácticamente a la mitad.”
Esta escalada en la violencia queda registrada, además, en otro conteo, el de “Fallecimientos ocurridos por presunta rivalidad delincuencial”, que elabora el Sistema Nacional de Seguridad Pública, y según el cual los asesinatos y muertes en enfrentamientos del hampa aumentaron cerca de 1100% durante la presente gestión municipal, al pasar de tres casos en 2008 a, 33 en 2009 y a 35 en 2010.
En total, en el periodo referido fueron asesinadas por el hampa 71 personas.
Esa fue la época en que, a falta de policías dispuestos, Marisol Valle, una universitaria de 20 años (calificada por la prensa internacional como “la mujer más valiente de México”) asumió la dirección de la Policía Municipal de Práxides G. Guerrero, aunque cuatro meses después dimitió al cargo y pidió asilo político en Estados Unidos, ante las amenazas del hampa.
“En ese periodo en particular –subraya Andrés–, se desbordaron los ánimos entre los grupos rivales del crimen organizado, había un ambiente extremo de violencia; sin embargo, en la actualidad la situación logró controlarse, hoy existe un ambiente de calma relativa (en 2011 el SNSP reporta 19 asesinatos en el municipio), y, según nuestros conteos, durante el año pasado a Práxides G. Guerrero regresaron cerca de mil 400 personas”, de las 3 mil 700 que lo habían abandonado en 2010.
Hoy, asegura el funcionario, esta localidad suma cerca de 6 mil 200 habitantes, mil 400 más de los registrados en el último censo nacional, pero dos millares menos de los que había en 2005.
Cabe destacar que en junio de 2011, la sucesora de Marisol al frente de la policía municipal, Rosario Rosales, fue acuchillada junto con su esposo y su hijo, por un grupo de sujetos que ingresó a su domicilio.
“Ahora nos encontramos en un ambiente totalmente distinto –asegura Andrés–, tiene algún tiempo que no se presenta una muerte violenta y ya es patente el retorno de vecinos”, mientras que otros, que migraron a Estados Unidos, “ahora están viniendo durante los fines de semana”.
La violencia, no obstante, aún acecha a esta localidad, rodeada por Guadalupe, el tercer municipio que más habitantes expulsó a nivel nacional (29% de sus moradores abandonaron este municipio entre 2005 y 2010, cerca de 2 mil 700 personas) y en donde, afirma el secretario de Práxides G. Guerrero, “todavía existe una confrontación importante. Apenas la semana pasada, el Ejército protagonizó en Guadalupe un choque con sicarios… ahí siguen quemando casas, hay balaceras constantes y muchos asesinatos“.
De hecho, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública, en Guadalupe se registraron 139 asesinatos del hampa entre 2007 y 2010, a las que deben sumarse otros 13 asesinatos en 2011.
Desde 2010, además, en Guadalupe no existe cuerpo de policía municipal ya que, en junio de aquel año, y ante el asesinato del alcalde Jesús Manuel Lara, renunciaron los siete agentes que aún permanecíaan en funciones.
Sólo una mujer se mantuvo en su puesto, Érika Gándara, quien servía como operadora de radio y que, al quedarse sola, decidió emprender sin apoyo alguno el patrullaje de los más de 6 mil 200 kilómetros cuadrados de la comunidad.
En diciembre de ese año, sin embargo, Érika, de 28 años de edad, fue secuestada por un grupo de sujetos armados que allanó su casa y, hasta la fecha, permanece desaparecida.
Epílogo
Entre 2005 y 2010, la población mexicana aumentó en 8.7%, hasta alcanzar 112 millones 336 mil personas, pero en 230 de los 2 mil 456 municipios del país (contando las 16 delegaciones del DF), el crecimiento demográfica se revirtió, en algunos de manera marginal (152 tuvieron una reducción poblacional de entre 1 y 4%, y 42 más de 5% a 9%), mientras que en 36 localidades la disminución de habitantes varió entre 10% y 44.5%.
La comparación del conteo nacional de población 2005 con el censo 2010 permite, también, identificar siete municipios del país que, en el lapso evaluado, perdieron más de 10 mil pobladores, todos los cuales se encuentran en dos entidades federativas: Nuevo León y el Estado de México.
San Nicolás de los Garza, en Nuevo León, por ejemplo, en cinco años perdió 33 mil 488 pobladores (equivalente al 7% de sus moradores), seguido por el municipio mexiquense de Ecatepec, con 32 mil 149 habitantes menos (una reducción demográfica de 1.9%).
El tercer lugar lo ocupa Ciudad Nezahualcóyotl, que perdió 29 mil 963 habitantes, y luego viene Tlalnepantla de Baz, del que salieron 18 mil 500 personas.
Tultepec, en el Estado de México, perdió a 16.6% de su población, aproximadamente 18 mil 300 personas; y detrás se encuentra el municipio neoleonés de Guadalupe, en el que en 2010 se contabilizaron 13 mil 900 personas menos que en 2005.
Por último, la localidad mexiquense de Teoloyucan emprendió este quinquenio con 10 mil 500 habitantes menos que en el periodo anterior, lo que equivale a una disminución demográfica de 14.3%.