El pasado 10 de noviembre, al concluir sus labores, el publicista Mario Flores Vargas (@mareoflores) escribió en su cuenta de Twitter:
Un día después, “por extraña coincidencia”, la noticia más importante del país era la caída del helicóptero en que viajaban el secretario de Gobernación, Francisco Blake, y siete colaboradores, incidente del que ninguno salió vivo.
Mario reconoce haber sentido miedo que su comentario de la víspera fuera a tener alguna consecuencia, aún así, el viernes inscribió en su biografía de la red social: “Soy el ángel de la muerte de los panistas voladores”, y, el sábado, añadió a su predicción formulada 48 horas antes: “¿Algún día volarán libres los secretarios de Gobernación?”, para minutos después agregar: “Me dan ganas de comprar a todos los secretarios de Gobernación, abrir sus jaulas y dejarlos volar en libertad, con los otros secretarios”.
El domingo, Mario (cuyas ocurrencias en Twitter, impregnadas de humor negro, eran hasta ese momento seguidas por 3 mil 981 personas) fue llevado por agentes que él identificó como parte de la Policía Federal, quienes lo condujeron a las oficinas de la Procuraduría General de la República para dar una explicación de sus palabras.
El Monza gris…
“Fueron alrededor de doce personas las que, con lujo de violencia, se llevaron a mi hijo –narra don Mario padre–, él estaba en la calle, fuera de la casa, en Popotla, acomodando algunas cosas dentro del auto de su mamá. Fueron directo sobre de él y lo obligaron a subir a un coche, mi hijo alcanzó a gritar, nosotros lo escuchamos, y algunos vecinos lograron ver cuando se lo llevaban y apuntaron las placas.”
–Un tipo se me acercó –cuenta, @mareoflores–, y me preguntó ‘¿te acuerdas de mí?’. Yo, por supuesto, nunca lo había visto. Él me enseñó rápidamente una identificación, y yo no supe ni qué era, entonces se me vino encima y empezamos a forcejear, y luego se acercaron doce personas, aproximadamente, y empecé a luchar con ellos. No me pegaron, pero me agarraron de todos lados. Yo sí les pegué.
De la gresca, en los brazos de Mario quedan las huellas, en forma de rasguños y raspaduras.
Mario fue subido a un auto y sus captores siguieron detrás, en otros cuatro vehículos.
Sin perder tiempo, los padres de Mario Flores interceptaron a patrulleros de la policía preventiva capitalina, junto con los cuales emprendieron la búsqueda del joven de 26 años, y fueron los agentes de la SSP quienes, a través de la radio oficial, lograron ubicar al joven en instalaciones de la Procuraduría General de la República.
“Luego de que notificaron por radio que mi hijo había sido detenido por la PGR, fuimos hasta las oficinas que están en el Monumento a la Revolución –prosigue don Mario–, y ahí encontramos, estacionado fuera, uno de los vehículos en que se llevaron a mi hijo: no es una patrulla, sino un auto particular, un Chevy Monza gris, con placas 904 UMX.”
–¿Al ser abordado su hijo, los agentes de la PGR les presentaron alguna orden, ya sea de aprehensión o de presentación, emitida por un juez? –se pregunta a don Mario, un hombre maduro, pero fuerte, con el bigote encanecido bordeando su boca.
–No, simplemente llegaron junto a él y lo obligaron a subir al auto. La gente de la PGR nos informa que mi hijo sí está en sus oficinas, declarando. Y todo por lo que escribió en internet…
“Accidente” o atentado…
Para las 17:30 horas, a través de su cuenta en Twitter, Mario Flores anunció que estaba completamente bien, aunque seguía declarando, e hizo pública una foto suya, tomada dentro de la PGR, de las que no salió sino hasta las 22:00 horas, entre la ovación de los 40 amigos y twitteros que, solidariamente, acudieron desde la tarde a las oficinas policiales, para exigir su liberación.
Un minuto antes de que Mario abandonara las instalaciones oficiales, la Procuraduría emitió un comunicado en el que informaba que “tomó declaración (al publicista), en calidad de testigo (…) sobre los motivos por los que publicó en su cuenta de Twitter el comentario ‘no salía tan temprano desde que se cayó la avioneta de Mouriño, anden con cuidado funcionarios voladores”.
Sin embargo, añade el comunicado, “se le permitió retirarse de las instalaciones, toda vez que, hasta este momento, no existe relación entre la publicación del tweet y el accidente aéreo”.
–¿Sobre qué fuiste interrogado? –se pregunta al twittero, al salir de la PGR.
–Sobre todos los detalles que se puedan imaginar: si conocía ingenieros que pudieran destruir un helicóptero –todos sus amigos ríen–, o si tengo lazos subversivos, además de las actividades de mis papás.
Mario, quien aclaró que, “de momento”, no piensa en interponer una denuncia formal por las irregularidades en su presentación ante el Ministerio Público, aunque aclaró que “nunca me enseñaron una orden de presentación y, de hecho, la vinieron a elaborar hasta que llegamos aquí”.
Además, se pregunta, “¿cómo es que supieron mi dirección? ¿Cómo es que pueden saber a qué hora llegar a tu casa y hacerte lo que me hicieron a mí? Porque lo que yo sufrí fue un ‘levantón’. Imaginen lo que debió pasar mi madre, que es una persona grande: yo simplemente fui levantado, y no pude ni cerrar el auto de mi mamá.
–¿Te habrías presentado a declarar, de recibir un citatorio?
–Sin duda. Obviamente, a todos queda claro que lo que puse en Twitter (un día antes del desplome del helicóptero) fue un chiste, un comentario por el que no siento que deba de pedir perdón, este es un país libre. Fue una extraña coincidencia, algo circunstancial, que al día siguiente se cayera el helicóptero del secretario de Gobernación.
–Lo que te ocurrió, ¿es un reflejo más de la misma política aplicada recientemente contra tuiteros de Veracruz (a los que se aprehendió por terrorismo, tras difundir presuntos ataques del narco contra escuelas del estado)?
–Pues, el caso de Veracruz me vino a la cabeza, aunque pienso que ahí fue todavía más grave lo que ocurrió; sin embargo, pienso que lo que me pasó a mí fue algo totalmente fuera de proporción.
–¿Por qué te autodefines como el ángel de la muerte de los panistas voladores?
Mario ríe.
–Bueno, eso sí fue un exceso… en algún momento pensé que ya había cambiado la biografía de Twitter, y hoy, ahorita, vi que no. Pero de todas formas, eso qué. Querían mi declaración, pero con lujo de violencia, y así, ¿a dónde vamos a llegar? Yo pensé lo peor, que me iban a dar tehuacanazos, que me obligarían a firmar cosas, pero, afortunadamente, no fue el caso.
–A partir de esta situación, ¿cambiará tu actividad en Twitter?
–Por supuesto, pero no para callarme, para nada. Aunque es cierto que ahorita lo que quiero es cuidarme, y no sólo de la PGR… Ahorita lo que me importa es mi familia y mis amigos.
Cabe destacar que, en las ocho horas que estuvo declarando ante la PGR, más de seis mil nuevos seguidores se sumaron a la cuenta de @mareoflores, misma que pasó de 3 mil 981 followers a 10 mil 784; además, para las 22:00 horas, además de que el hashtag #mareoflores se convirtió en el más popular del país.
Al respecto, fue entrevistado esta mañana y refirió que detrás de su tuit no hay ninguna predicción, “fue una casualidad y no es la primera vez que me toca, este comentario tiene su origen en que hace tres años me tocó vivir lo de Mouriño, yo trabajaba a tres cuadras de donde pasó el accidente y por eso fue que escribí lo que escribí. No soy profeta y mucho menos tuve algo que ver con esto.”
Para Flores cualquier “persona pudo haber hecho comentarios sobre esto, porque está en el inconsciente colectivo, fue hace 3 años, fue algo muy extraordinario, así como los americanos no dejan de hablar del 11 de septiembre, a nosotros nos impacta más que hayan sido dos secretarios de Gobernación, esa es la verdadera tragedia”.
Asimismo, @mareoflores criticó las acciones que se llevaron al cabo en su contra y señaló que “haya sido el comentario que haya sido, creo que como ciudadanos podemos hablar y podemos decir lo que queramos, sin pensar que va pasar lo que me sucedió.”
En entrevista con Carmen Aristegui en MVS Noticias refirió cómo fueron los hechos:
“Fueron 8 horas. Me alistaba para salir con mi mamá y llegó una persona de civil y me dijo ‘¿te acuerdas de mí?’. Le dije que no. De inmediato percibí que venían como 10 personas detrás de mí, comencé a forcejear con el primero, no me golpearon, pero sí me sometieron, le empecé a gritar a mi mamá, empecé a gritar auxilio, ellos estaban como dudosos y comenzaron a gritar que me metieran al coche, porque no eran patrullas, todo era civil.
“Me llevaron a la PGR, grité a todo pulmón por toda la México-Tacuba (avenida) eso fue muy bueno porque los vecinos se dieron cuenta, anotaron las placas y le dijeron a mi mamá, quien se empezó a mover… Los que me levantaron fueron agentes de la PGJ y de la PGR sólo hubo licenciados.”
Mario Flores definió el asunto como “un jugueteo” y criticó que como sociedad sólo nos estemos “fijando en eso dos tuits proféticos, porque nos gusta irnos por las ramas” y señaló que “falta cantidad de reglamentación sobre Twitter, que es un medio libre.”
Para concluir, el tuitero señaló que el asunto “no es algo político, estoy muy lejos de eso, yo soy un usuario mexicano, que sólo quiere paz, para mí, para mi familia y para mi país, que no lleguen a pasar este tipo de cosas, que no vuelvan a caer secretarios del cielo y que no entren a las casas de los tuiteros a sacarlos”.
Aquí la entrevista completa:
Lo último que Mario Flores tuiteó alrededor de las 2:00 horas de este lunes es: