La Jornada publica que el argumento central para el cambio de sede del Senado fue que se ahorrarían 100 millones de pesos al año, al no tener que pagar renta de varios inmuebles, pero sólo en el primer trimestre del año los gastos en el edificio de Reforma e Insurgentes por mantenimiento, limpieza, vigilancia y aseguramiento fueron de 110 millones, denunció el coordinador del Partido del Trabajo (PT), Ricardo Monreal, en la tribuna senatorial.
Propuso formalmente que el Senado regrese a llevar a cabo sus trabajos a las instalaciones de Xicoténcatl y se done a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el cuestionado conjunto de Reforma e Insurgentes.
No se puede seguir gastando, subrayó, en un edificio lleno de lujos pero carente de funcionalidad y con fallas frecuentes, que ocasionan reparaciones constantes al sistema eléctrico, aire acondicionado, elevadores y controladores de imanes de las puertas.
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