Durante el primer semestre de 2011 se incrementó 93% el número de pasajeros que llegan a McAllen, Texas, desde México, ante el miedo de las familias mexicanas a ser atacados por el crimen organizado en las carreteras que conectan con el condado estadounidense.
De acuerdo con cifras de la a Oficina de Aduanas y Migración (ICE, por sus siglas en inglés) y la Patrulla Fronteriza, el incremento del 93% es en comparación con los primeros seis meses de 2009, cuando el noreste de México no reportaba los altos niveles de violencia que ahora enfrenta.
Un reporte de AP asevera que esos aumentos coincidieron con el incremento de la violencia del narcotráfico en el estado de Tamaulipas, que se ha extendido a Monterrey y sus alrededores el estado de Nuevo León.
Ante esa situación, las familias ricas mexicanas están volando en lugar de conducir a Texas con el fin de evitar pasar por los más “mortíferos” estados de su país, así como la violencia del narcotráfico presente lo largo de la frontera.
La violencia a la que se exponen las familias en el trayecto en línea casi recta de dos horas y media por una carretera de peaje sin tráfico cambió el modo de pensar de la gente: ¿qué vale más, la vida o la diversión? Para los mexicanos con recursos, el avión pasó a ser una alternativa popular.
Hace menos de dos años, afirma la agencia estadounidense, los viajes desde el centro industrial de Monterrey hacia McAllen para visitar a familiares o comprar eran tan comunes que tenían su propio verbo español: “Vamos a McAllear”; sin embargo, la violencia que se vive en el norte del país ha modificado la manera de viajar a ese condado.
“La seguridad en México está fuera de control“, dijo a AP Francisco García, propietario de GID Express, una compañía de vuelos chárter con sede en McAllen, cuyos dos aviones de 12 pasajeros conectan a las familias ricas de Monterrey, Tampico y Ciudad Victoria con ciudades fronterizas de Estados Unidos.. “Acabamos de llegar en el momento adecuado en el lugar correcto.”
García agregó que su servicio de taxis aéreos duplicó los viajes desde y hacia México a un promedio de 780 pasajeros mensuales, en comparación con los 380 mensuales del 2010, a pesar de que los aviones de la empresa se rentan a mil 300 dólares por hora.
El empresario afirmó que casi la mitad de sus clientes son personas que abandonaron las carreteras por temor a la delincuencia. La otra mitad son personas con recursos y desean viajar por aire.