I.-Alma se sintió relajada tras el primer jalón de humo que le dio a la improvisada pipa de aluminio rellena de cristal, una de las drogas sintéticas más adictivas de las que se tenga registro.
-Ese primer día no dormí. Me quedé observando a la gente que me acompañaba, amaneció rápido, el tiempo pasaba así: muy rápido y lleno de energía-, recuerda la joven regiomontana que a la edad de 25 años probó por primera vez la droga.
La boca le sabía a metal. El efecto de la droga recubría su garganta como una pequeña capa invisible que podía sentir hasta en los dientes.
A los pocos minutos le vino la sed y después la ansiedad.
Sentía que podía hacer de todo y por consecuencia lo quería hacer. Se desesperaba. Apretaba los dientes una y otra vez. Las manos le sudaban. En varias ocasiones se limpió el sudor con la ropa, mientras que como locomotora sin freno su corazón se aceleraba.
–Era como si yo y mi cuerpo resistiéramos todo. Es como si de pronto explotará mucha energía dentro de mí y creo que esa explosión es lo que buscaba repetir una y otra vez, en cada inhalada.
II.- La droga que fumó Alma (nombre ficticio para proteger su identidad) es un poderoso estimulante sintético altamente adictivo, según ha establecido el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.
Se trata de fragmentos de cristal o “piedras” de diversos tamaños de color blanco azulado lustroso.
A diferencia de la variante en polvo, la metanfetamina cristalina tiene un nivel de pureza mayor y produce efectos fisiológicos aun más prolongados e intensos.
Por lo general, se fuma utilizando pipas de cristal semejantes a las que se emplean para fumar crack de cocaína, pero también puede inyectarse.
Los consumidores de esta droga experimentan una intensa sensación seguida de una euforia que puede durar 12 horas o más.
También sufren episodios de conducta violenta, paranoia, ansiedad, confusión e insomnio, así como síntomas psicóticos que pueden persistir durante meses o años luego de abandonar la droga.
Entre los componentes que se utilizan para elaborar la piedra, además de la efedrina, se encuentran el ácido muriático, el ácido de batería, la sosa cáustica, el acido clorhídrico y el raticida.
En América del Norte –Estados Unidos, Canadá y México- el consumo de las drogas sintéticas se ha incrementado, así como las muertes por sobredosis relacionadas con estas sustancias.
De las 28 mil 500 personas que en Norteamérica murieron en el 2006 por sobredosis, 11 mil fallecieron por consumir drogas sintéticas. Principalmente por sustancias derivadas de productos farmacéuticos como la anfetamina, esto de acuerdo con el informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD)
III.- Antonio Mazzitelli tiene aspecto de profesor de primaria. De barba cerrada, pelo chino y tez blanca, lleva puesto un pantalón negro y una camiseta blanca ajustada al cuerpo que hace resaltar su figura esbelta.
Cuando habla lo hace de manera pausada y con un claro acento italiano, que denota su origen.
Director de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) para Centroamérica, México y El Caribe, reconoce que en el informe 2011 de este organismo, que se da a conocer con motivo del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas que se celebró ayer, se señala que mientras en los mercados mundiales sustancias como la cocaína, heroína y marihuana se redujeron o se estabilizaron, la producción y el abuso de opioides y drogas sintéticas se incrementaron.
-Tomar una pasta o una píldora es mucho menos impactante y más limpio que consumir otro tipo de drogas. Tal vez por eso se deba el aumento-.
De lo que sí está plenamente seguro, es que la facilidad de conseguir de manera legal los precursores químicos para la elaborar sustancias como el cristal, ha generado una proliferación de estas drogas.
Explica que en el caso mexicano se ha detectado que los cárteles de la droga operan a través de empresas legales que importan los precursores químicos, como pueden ser productos antigripales que contienen anfetamina, para producir estas sustancias.
-Se montan laboratorios, que no son muy sofisticados, pero que requieren de un conocimiento básico para producir las drogas… Después usan los canales habituales para su tráfico-.
IV.- Para conseguir la droga, Alma no tuvo ningún problema. Aun cuando reconoce que hace un par de años no era muy común conseguirla entre los narcomenudistas de Monterrey, pues su consumo era más común entre los tráileres que pasaban por la ciudad, relata que fue una persona que laboraba en la Policía Ministerial quien se la proporcionó.
A su contacto se la habían dado como parte de un botín de un decomiso hecho a una pandilla. Ni siquiera conocía la droga.
-Nos la dio para que la probáramos y le platicáramos qué tal.
Era una bolsa grande, como de 50 gramos. Como era mucha droga, la joven la repartió entre un grupo de 10 amigos.
Al principio la consumía acompañada, pero luego lo hacía sola.
-Administraba muy bien sus dosis-, dice Alma.
Además de sentirse inhibida cuando la probaba, experimentaba otras sensaciones. Se levantaba temprano y se dormía más tarde en la noche. Pero también perdió peso.
-Era más susceptible a las emociones: alegría, tristeza y enojo explotaban como bombas en mí.
Fue difícil aceptar que se alteraba por la droga. En varias ocasiones llegó a pensar que su conducta era normal y sentía cierto bienestar que engañaba su lucidez.
Cuando toda parecía estar en calma tuvo una señal que la hizo recapacitar sobre la forma en que estaba consumiendo el cristal. En una ocasión, fumando con una de sus amigas, tuvo una alucinación.
– Yo la escuchaba decir cosas que ella no decía y sólo hasta el día siguiente, después de dormir y de que pasaron los efectos, acepté que tal vez no escuché nada.
Del cómo decidió dejar esta sustancia, reconoce que tras consumirla diariamente por espacio de un mes y experimentar cambios en su cuerpo, la droga se acabó.
-Cuando esto sucedió no busqué seguir comprando, pero sí sentía la necesidad de consumirla.
El consumo de esta droga altamente adictiva se ha incrementado entre los jóvenes como Alma, porque es fácil de fabricar y barata gracias a lo común de sus ingredientes que, incluso, podrían adquirirse en una farmacia. En la práctica, además, no existen números reales sobre la tasa de consumo o las ganancias que está dejando su venta, motivo por el cual las autoridades desconocen los datos y el alcance de distribución de esta droga, lo que se traduce en una falta de programas estatales de lucha específica contra este tipo de sustancias.