El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está obligado por ley a someterse a exámenes médicos anuales cuyos resultados son públicos y se colocan sin tachaduras en el portal de internet de la Casa Blanca, con lo cual es prácticamente imposible que una enfermedad o una versión sin prueba sobre algún padecimiento del mandatario, crezca sin detenerse hasta convertirse en una crisis política como recientemente sucedió en México.
Esta es la segunda entrega de una investigación hecha por Animal Político en torno a las condiciones de transparencia y rendición de cuentas que existen en otras parte del mundo respecto a la salud de los servidores públicos y, sobre todo, de los presidentes.
En el resultado del examen correspondiente al año 2010 se detalló que el propósito es informar a los ciudadanos sobre la habilidad de Obama para desempeñar sus funciones durante su periodo presidencial. En el resumen, calificaron a Obama como “fit for duty”, (en buena condición física) para desempeñar sus funciones.
La noche del pasado 09 de febrero, Roberto Gil Zuarth, secretario particular del Presidente Felipe Calderón apareció repentinamente en Los Pinos para leer en comunicado en el cual dijo que el mandatario mexicano goza de cabal salud para atender sus responsabilidades constitucionales.
Se trató de un inédito mensaje destinado –según explicó este mismo personaje- para acallar los “infundios” que se propagaron con la intención de dañar a la familia presidencial.
En su discurso Roberto Gil probó la buena salud de Felipe Calderón sólo mediante un recuento de sus actividades, informaron que hace ejercicio una hora, aseguraron que nunca ha incumplido con una cita y afirmaron que inicia actividades alrededor de las 8:00 horas y concluye alrededor de las 22:00 horas.
Pero Roberto Gil no presentó algún certificado médico elaborado por el Estado Mayor Presidencial (EMP) cuerpo de élite del Ejército mexicano que, entre otras tareas se encarga de la salud de Felipe Calderón. Tampoco la Presidencia ha colocado en su página de internet los detalles del estado físico del mandatario. Sólo se trató de la lectura de un comunicado, por cierto, un hecho inédito tanto en los gobiernos de la alternancia política emanados del Partido Acción Nacional (PAN) como por el del viejo régimen priista.
La difusión de este mensaje fue bajo presión política y animadversión contra la Presidencia por un amplio sector de la población quienes protestaron por el despido de la periodista Carmen Aristegui por haber cuestionado al aire en su noticiero matutino de MVS la salud del mandatario, luego que el diputado izquierdista del Partido de Trabajo (PT), Gerardo Fernández Noroña, exhibiera en plena sesión una manta acusando Felipe Calderón de tener problemas con su manera de beber alcohol.
El marco legal mexicano aplicable a este caso, en la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos así como en la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública y Protección de Datos no hay alguna apartado que obligue al Presidente en turno a rendir cuentas de su estado de salud, al menos cada año, como sucede en Estados Unidos.
Este mismo andamiaje jurídico ha formado una corza alrededor de los servidores públicos, de modo tal que los ciudadanos a están impedidos de conocer de manera directa y periódica cómo es la salud física y mental de sus funcionarios, según consta en resoluciones del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI) entre los años 2005 y 2009.
Este reportero tramitó dos solicitudes ante inquietudes surgidas en la prensa mexicana primero en torno a que el expresidente Vicente Fox tomaba un antidepresivo, Prozac, y después ante la escueta información sobre la caída en bicicleta de Felipe Calderón que le provocó una lesión en un hombro.
Los exámenes médicos aplicados a Obama fueron hechos en el Centro Médico Naval Nacional, según consta en los documentos publicados por el portal de la Casa Blanca. En el extremo opuesto, en México los ciudadanos no pueden saber si se aplican revisiones médicas anuales a Felipe Calderón. Ante la solicitud de acceso a la información tramitada por este reportero ante la lesión del mandatario, el Estado Mayor Presidencial incluso se negó a por lo menos preguntar al propio Presidente si aceptaba o no hacer público su expediente.
En el resumen de los exámenes médicos aplicados a Obama en el año 2009 –los correspondientes al 2010 todavía no aparecen- se encuentran, por ejemplo, recomendaciones para el presidente estadounidense como el hacer ejercicio diario, una dieta saludable y un con consumo moderado de alcohol toda vez que necesita bajar su colesterol de 138 a 130.
Además de lo anterior también se incluyen otro tipo de detalles como el hecho de que se le recomienda a Obama fortalecer los músculos de sus piernas toda vez que padece de una tendonitis crónica que le provoca dolor en la rodilla izquierda. Para ello le recomendaron el uso ocasional de antiinflamatorios que no contengan esteroides acompañados de actividad física.
La revisión a Obama implicó revisiones en los oídos, en la nariz, en la garganta, en la próstata, en los ojos –no tiene miopía ni astigmatismo- y en los pulmones. También le midieron la presión y el ritmo cardiaco.
En Estados Unidos, con sistema de rendición de cuentas que data de más de hace 40 años, estos datos son de acceso público. En México, con una ley de transparencia con 7 años de antigüedad, está información está clasificada.
Aquí el reporte de salud del presidente de Estados Unidos, Barack Obama