Tijuana, BC- En esta ciudad no bajaron los índices de criminalidad. Subieron. De acuerdo con declaraciones hechas por Felipe Calderón, el 7 de octubre de 2010 ante un grupo de empresarios, esta capital fronteriza era ejemplo de “reducción de la criminalidad”. Sin embargo, datos oficiales recabados por Animal Político contradicen al Presidente y apuntan a que el año pasado fue uno de los más violentos.
2010 rojo
El 2010 pasará a la historia como el año que mayor número de ejecuciones se registraron en Tijuana, desde que los hermanos Arellano Félix llegaron a la ciudad a mediados de la década de los 80. Los crímenes, incluso, superaron las 577 muertes reportadas en 2008 cuando la lucha por el control del tráfico de drogas que vivían los grupos mafiosos de Teodoro García Simental, “El Teo”, y Fernando Sánchez Arellano, “El Ingeniero”, azoraron a la ciudadanía y a las autoridades locales, quienes solicitaron la intervención del Ejercito.
Las cifras de la Procuraduría General de Justicia de Baja California (PGJBC) de 2010, así lo demuestran. En el año que concluyó, la dependencia contabilizó 643 asesinatos, lo que representó un incremento del 11.43 % comparado con los crímenes de 2008 y un aumento del 15.16%, con los cometidos en 2009.
El problema, más allá del discurso de Felipe Calderón y su visión de la criminalidad, es que por el perfil de de las víctimas y la forma en que fueron asesinadas –colgadas, torturadas y baleadas-, Tijuana sigue siendo una de las ciudades más inseguras del país, donde las células de la organización que dirigía “El Teo”, aliados con el Cártel de Sinaloa, tratan de apoderarse de la ciudad donde hace dos décadas y media el clan de los Arellano Félix fundó uno de los cárteles de la droga más poderosos en México y Estados Unidos.
¿Criminalidad a la baja?
Vestía una camiseta color crema y pantalón de mezclilla. Era moreno, medía 1.75 metros y ni sus huellas digitales le dieron nombre a su rostro. Las autoridades sólo saben que tenía entre 30 y 35 años de edad y que, antes de ser asesinado, fue torturado. El cuerpo fue abandonado en un basurero ubicado en la colonia Cuero de Venados y cuando el ministerio público llegó al lugar para iniciar la investigación, encontró que a la víctima le habían amarrado una venda en la cara, así como una bolsa de plástico negra que después ataron con un lazo de nylon amarillo.
Tres horas y media más tarde, el MP tuvo que movilizarse de nueva cuenta a otro punto de la ciudad. Lo hizo a la avenida Bellas Artes en el fraccionamiento Módulos de Otay, luego de que peritos forenses le informaran que Aarón Cerecer, de 26 años, fue acribillado a tiros cuando se cortaba el pelo en un salón de belleza de la zona. En total, sus agresores le dieron cinco balazos en el pecho y tórax.
No pasaron 20 minutos del crimen, cuando otro reporte policiaco hizo que el MP se movilizara a la colonia Sánchez Taboada. Un tercer asesinato se había registrado en Tijuana. Al llegar se encontró con el cadáver de un hombre de 35 años, identificado como Rafael Crisóstomo, quien, según los casquillos recogidos y los orificios encontrados en el cuerpo, recibió dos balazos en el pecho.
Los asesinatos de estos hombres son sólo una muestra del alto índice de ejecuciones del narco en el 2010 e, irónicamente, los tres ocurrieron el mismo día que Felipe Calderón dijo que Tijuana era un ejemplo de que “la acción coordinada y eficaz de los tres órdenes de Gobierno”, podía cambiar “la realidad” de una ciudad que “hasta hace no mucho tiempo, tenía una imagen que se vinculaba, primordial y casi exclusivamente, con la criminalidad”.
Sin citar estadísticas oficiales, Calderón aseguró que con la detención de los principales operadores del narcotráfico que operaban en Tijuana, se había atacado “directamente la capacidad de operación de las organizaciones” criminales de la región, lo que a su vez le había permitido lograr a su gobierno “una reducción de la criminalidad”.
Con las palabras de Calderón se inauguró el foro “Tijuana innovadora”, evento con el cual las autoridades locales, así como el sector empresarial de la ciudad pretendían mostrar “al mundo” las innovaciones que esa frontera exporta en materia educativa, científica, cultural y tecnológica, con el único objetivo, en palabra de sus propios organizadores, “de atraer inversiones”. Como invitados y conferencistas estuvieron empresarios y líderes internacionales como Jimmy Wales, el creador de Wikipedia; Biz Stone, co-fundador de Twitter; dos premios Nobel y el representante de una empresa trasnacional que fabrica artículos de comunicación para la NASA, entre otras.
General del Ejército desmiente a Calderón
Pero a pesar de que las estadísticas en 2010 demostraban que los crímenes y los “ajustes de cuentas” entre organizaciones del narco iban a la alza, no fue la primera vez en ese año que Calderón comentó públicamente que su Gobierno le estaba ganado la batalla a la delincuencia en Tijuana.
El 14 de julio de 2010, durante el discurso que ofreció para anunciar la salida de Fernando Gómez Mont de la Secretaría de Gobierno y la llegada de Francisco Blake Mora, aseguró que uno de los méritos del entonces Secretario de Gobierno en Baja California para ser el encargado de la política interna del país, era el papel que había jugado al hacerle frente “de manera decidida, al problema de la violencia y al crimen organizado en esa entidad”.
Sostuvo que el conocimiento del también exdiputado panista del fenómeno criminal y la buena relación que logró al articular a las autoridades policiacas y militares en el combate a la delincuencia, fueron de “gran utilidad” para fortalecer la lucha contra los grupos criminales.
“He sido testigo del avance que se ha desarrollado en aquella entidad en esta lucha contra la criminalidad y del papel destacado que Blake ha jugado en ese avance”, dijo textualmente Calderón.
En esa ocasión, la respuesta al discurso del Presidente se dio casi dos semanas más tarde, cuando el General de División Sergio Aponte Polito, quien por varios años fue el encargado de la Segunda Región Militar en Baja California, acusó -a través de una carta dirigida al Semanario Zeta de Tijuana- al recién estrenado Secretario de Gobernación de propiciar la “impunidad” y “corrupción” en ese estado fronterizo, pues a pesar de estar enterado de los delitos que cometían policías y funcionarios de procuración de justicia, nunca “demostró una participación activa para enfrentar estos ilícitos”.
El General Aponte Polito no es el único que ha criticado la visión que Felipe Calderón tiene de Tijuana en materia de seguridad. Activista, abogado y representante legal en Baja California de la Asociación Esperanza y Vida contra las Desapariciones Forzadas, Miguel Ángel García Leyva piensa que los delitos de alto impacto en la ciudad no sólo se han incrementado, sino que muy pocos se han resuelto por la “impunidad” con la que han actuado las autoridades estatales en más de 20 años de administraciones panistas.
Tijuana no es un ejemplo exitoso, ni replicable
El problema más allá de la interpretación que Calderón le ha dado a los índices de violencia que se viven en Tijuana, es que el modelo que hace dos años utilizó el Ejército en esta ciudad para combatir a los grupos del narcotráfico, como fue el patrullaje en las calles en colonias conflictivas en la mancha urbana, además de la depuración en las policías y el aumento del numero de efectivos en las mismas con mejores métodos de reclutamiento, es parecido al que en el 2010 la Secretaría de Gobernación a cargo de Francisco Blake Mora, implementó en Monterrey sin resultados exitosos. Hasta la última semana de noviembre se registraba un total de 500 asesinatos, contra los 56 que se cometieron en el 2009.
Vicente Sánchez , investigador de tiempo completo del Colegio de la Frontera Norte (COLEF) y estudioso de los temas de seguridad, considera que los operativos para tratar de frenar la escalada de violencia que se vive en ciudades como Tijuana y Monterrey, no han dado los resultados esperados porque se requiere de “una estrategia más integral” que no sólo trate de enfrentar al narco con las armas, sino que “esté pensado en evitar los daños colaterales, en respetar los derechos humanos, además de cerrarle el flujo de recursos financieros y humanos a estos grupos”. La parte más importante, según advierte el especialista, es que a la par de estas medidas se deben generar alternativas educativas y de empleo a los jóvenes, porque de lo contrario seguirán siendo la “carne de cañón del crimen” organizado.
Utilizando un modelo operativo que no ha servido para disminuir los asesinatos y con un discurso basado en éxitos irreales, es como el presidente Felipe Calderón pretende hacerle frente a los cárteles del narco, lo que sólo ha generado que los crímenes se incrementen y que el 2010 sea uno de los años más violentos para el país.