El presidente Felipe Calderón solicitó ayuda a Estados Unidos para poner orden en Ciudad Juárez, tras reconocer que la ciudad fronteriza estaba controlada por la delincuencia organizada, según un cable difundido por Wikileaks.
En respuesta, Napolitano dijo que el EPIC podía identificar los objetivos, pero que el despliegue militar y policial, “capaz de supervisar todos los bloques de viviendas” debía corresponder a México.
En la reunión con la secretaria de Seguridad Interior, Calderón reconoció que el cartel de Juárez controlaba la ciudad, pero el cartel de Sinaloa llegó más tarde reclamando su parte, lo que condujo a cruentos choques entre las bandas y al reclutamiento de sicarios.
Asimismo, el mandatario mexicano reconoció en un encuentro con legisladores estadounidenses que los narcotraficantes cuentan con arsenales muy poderosos, en los que se han podido encontrar lanzamisiles, fusiles de asalto AK-47 rifles Barrets, para francotiradores y hasta equipos de visión nocturna y material similar al empleado por el ejército de EU.
En las entrevistas con autoridades estadounidenses, Calderón expresó que su compromiso personal es: acabar su gobierno “dejando atrás una policía, una marina, un ejército y una fiscalía general limpia y creíble. Pero para eso necesita el apoyo de las autoridades locales y gobernadores, y no todos están igual de comprometidos”.